POEMAS DE RUBEN DARIO
TRISTE MUY TRISTEMENTE
Un día estaba yo triste, muy tristemente
viendo cómo caía el agua de una fuente.
Era la noche dulce y argentina. Lloraba
la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba
la noche. Y el crepúsculo en su suave amatista,
diluía la lágrima de un misterioso artista.
Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,
que mezclaba mi alma al chorro de la fuente.
Un día estaba yo triste, muy tristemente
viendo cómo caía el agua de una fuente.
Era la noche dulce y argentina. Lloraba
la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba
la noche. Y el crepúsculo en su suave amatista,
diluía la lágrima de un misterioso artista.
Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,
que mezclaba mi alma al chorro de la fuente.
VERSOS DE OTOÑO
Cuando mi pensamiento va hacia tí, se perfuma;
Tu mirar es tan dulce, que se torna profundo.
Bajo tus pies desnudos aún hay blancos de espuma,
Y en tus labios compendias la alegría del mundo.
El amor pasajero tiene el encanto breve,
Y ofrece un igual término para el gozo y la pena,
Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve;
Hace un minuto dije mi amor sobre la arena.
Las hojas amarillas caen en la alameda,
En donde vagan tantas parejas amorosas
Y en la copa de otoño un vago vino queda
En que han de deshojarse, primavera, tus rosas.
Cuando mi pensamiento va hacia tí, se perfuma;
Tu mirar es tan dulce, que se torna profundo.
Bajo tus pies desnudos aún hay blancos de espuma,
Y en tus labios compendias la alegría del mundo.
El amor pasajero tiene el encanto breve,
Y ofrece un igual término para el gozo y la pena,
Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve;
Hace un minuto dije mi amor sobre la arena.
Las hojas amarillas caen en la alameda,
En donde vagan tantas parejas amorosas
Y en la copa de otoño un vago vino queda
En que han de deshojarse, primavera, tus rosas.
LO FATAL
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!…
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!…
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