POEMA: EL Y ELLA
Muchas veces nuestro amor no es correspondido pero debemos seguir adelante aunque nuestro corazón se sienta destrozado.
POEMA: EL Y ELLA
ELLA DICE :
Sus ojos suplicantes me pidieron
una tierna mirada, y por piedad
mis ojos se posaron en los suyos...
Pero él me dijo : ¡más!
Sus ojos suplicantes me pidieron
una dulce sonrisa, y por piedad
mis labios sonrieron a sus ojos...
Pero él me dijo : ¡más!
Sus manos suplicantes me pidieron
que les diera las mías, y en mi afán
de contentarlo, le entregué mis manos...
Pero él me dijo : ¡más!
Sus labios suplicantes me pidieron
que les diera mi boca, y por gustar
sus besos, le entregué mi boca trémula...
Pero él me dijo : ¡más!
Su ser, en una súplica suprema,
me pidió toda, ¡toda!, y por saciar
mi devorante sed fui toda suya
Pero él me dijo : ¡más!
una tierna mirada, y por piedad
mis ojos se posaron en los suyos...
Pero él me dijo : ¡más!
Sus ojos suplicantes me pidieron
una dulce sonrisa, y por piedad
mis labios sonrieron a sus ojos...
Pero él me dijo : ¡más!
Sus manos suplicantes me pidieron
que les diera las mías, y en mi afán
de contentarlo, le entregué mis manos...
Pero él me dijo : ¡más!
Sus labios suplicantes me pidieron
que les diera mi boca, y por gustar
sus besos, le entregué mi boca trémula...
Pero él me dijo : ¡más!
Su ser, en una súplica suprema,
me pidió toda, ¡toda!, y por saciar
mi devorante sed fui toda suya
Pero él me dijo : ¡más!
DICE EL :
Le pedí una mirada, y al mirarme
brillaba en sus pupilas la piedad,
y sus ojos parece que decían:
¡no puedo darte más!
Le pedí una sonrisa. Al sonreírme
sonreía en sus labios la piedad,
y sus ojos parece que decían :
¡no puedo darte más!
Le pedí un beso, ¡un beso!, y al dejarme
sobre sus labios el amor gustar,
me decía su boca toda trémula :
¡no puedo darte más!
Le pedí en una súplica suprema,
que me diera su ser..., y al estrechar
su cuerpo contra el mío, me decía :
¡no puedo darte más!
Le pedí una mirada, y al mirarme
brillaba en sus pupilas la piedad,
y sus ojos parece que decían:
¡no puedo darte más!
Le pedí una sonrisa. Al sonreírme
sonreía en sus labios la piedad,
y sus ojos parece que decían :
¡no puedo darte más!
Le pedí un beso, ¡un beso!, y al dejarme
sobre sus labios el amor gustar,
me decía su boca toda trémula :
¡no puedo darte más!
Le pedí en una súplica suprema,
que me diera su ser..., y al estrechar
su cuerpo contra el mío, me decía :
¡no puedo darte más!
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